Acabo de
leer También eso era el verano de Isabel Cadenas Cañón. La
ternura lo invade todo. Escojo este texto: «Ya lo dije: que nada olía como su
pintalabios. Que antes de cruzar el patio exigía sistemáticamente mi ración de
rojo; que la escuela se volvía incomprensible sin el beso matinal que me teñía
los labios y me hacía creerme mujer a los siete. Y que quizá el color fue
cambiando con el tiempo, pero que las barras olían siempre a sonrisa materna, a
esa nostalgia encerrada en el tiempo que, un día, destapé en el armario del
cuarto de baño».
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