26/3/2000


   En una noche del encuentro de revistas en Murcia, Josep M. Rodríguez me regaló un ejemplar de Nada es de coco de Carme Casanovas Ariche. Es una delicia esa colección de autores emergentes que Josep Maria está coordinando con la Universidad de Lérida.
   Este poema guarda curiosas imágenes marítimas que han llamado mi atención:
 
EL VIEJO MARINO
 
Aprendí que no soy más sabio ahora:
que las tardes de chocolate caliente,
las tazas cálidas,
no eran anuncio de conversaciones
de olas que ríen, que se pliegan
y aguardan.
 
Aprendí que los sonidos
no traerían al compañero exacto
que iba a sentir los mismos
puntos dorados en la arena,
los mismos silencios de las olas
al plegarse,
los desenlaces de espuma.
 
Aprendí también que las noches
no descubren madrugadas blancas
sábanas piel de sal.
 
No soy más sabio ahora
que he comprendido el sentido de la espera,
el mar como viaje
hacia este desierto que no es azul
porque mis pupilas ya están rotas.


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