En una noche del encuentro de revistas en Murcia, Josep M. Rodríguez me regaló un ejemplar de Nada es de coco de Carme Casanovas Ariche. Es una delicia esa colección de autores emergentes que Josep Maria está coordinando con la Universidad de Lérida.
Este poema
guarda curiosas imágenes marítimas que han llamado mi atención:
EL VIEJO MARINO
Aprendí que no soy más
sabio ahora:
que las tardes de
chocolate caliente,
las tazas cálidas,
no eran anuncio de
conversaciones
de olas que ríen, que
se pliegan
y aguardan.
Aprendí que los
sonidos
no traerían al
compañero exacto
que iba a sentir los
mismos
puntos dorados en la
arena,
los mismos silencios
de las olas
al plegarse,
los desenlaces de
espuma.
Aprendí también que
las noches
no descubren
madrugadas blancas
sábanas piel de sal.
No soy más sabio ahora
que he comprendido el
sentido de la espera,
el mar como viaje
hacia este desierto
que no es azul
porque mis pupilas ya están rotas.
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