He
leído Despliego mis alas de Aïcha
Bassry.
CHAMA
Señaló
con su pequeño dedo:
“Quiero esta uva”.
“No es real,
cariño”.
“Quiero una granada”.
“No es real, mi pequeña”.
Pataleó,
arañó,
durmió con lágrimas en
los ojos.
Al despertar,
fresca como la mañana,
se desperezó.
Con inocencia infantil
confesó:
“Mamá,
en mi sueño
me comí el cuadro”.
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