He comprado y degustado Araña de Ana Gorría ocho años después de su aparición. Lo he cerrado pensando en que esta cajita de música se quedará dentro de mí para siempre:
BEMOL
Con los ojos clavados en el techo,
ignorar
por qué pesan los párpados,
cuánto tiempo perdido
y cómo despertar de la parálisis.
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