2/2/2014


   He leído un libro de Oliverio Girondo que contiene dos obras íntegras, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía y Calcomanías, añadiéndole muestras más o menos amplias de las obras posteriores: MembretesEspantapájarosPersuasión de los días y En la masmédula.
   Con Girondo me ha pasado lo contrario que con los vinos, es decir, que Veinte poemas para ser leídos en el tranvía me parece una obra maestra y, a partir de ahí, su calidad va disminuyendo progresivamente hasta llegar a En la masmédula, desparrrame lingüístico que seguramente me hubiera deslumbrado si la llego a leer con 20 años, pero el caso es que la he leído ahora y esa apuesta no me llena en absoluto.
   Dicho esto: ¡vivan las viejas vanguardias!


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