He leído El vaho en los espejos de Dionisia García. Ya sólo por el diseño setentero de la portada con pintura de Hernansáez y por el prólogo de Miguel Espinosa exponiendo su teoría sobre el lirismo de la primera Dionisia, este libro se convierte en un capricho para bibliófilos:
Entre las palmas prietas
aprehendía
nada:
polvo roto en mis manos.
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