26/4/2014


   Acabo de leer También eso era el verano de Isabel Cadenas Cañón. La ternura lo invade todo. Escojo este texto: «Ya lo dije: que nada olía como su pintalabios. Que antes de cruzar el patio exigía sistemáticamente mi ración de rojo; que la escuela se volvía incomprensible sin el beso matinal que me teñía los labios y me hacía creerme mujer a los siete. Y que quizá el color fue cambiando con el tiempo, pero que las barras olían siempre a sonrisa materna, a esa nostalgia encerrada en el tiempo que, un día, destapé en el armario del cuarto de baño».


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