1/8/2014


   Acabo de leer Enemigos públicos. Dos titanes de las letras francesas, Bernard-Henri Lévy y Michel Houellebecq, aceptaron que la editorial Flammarion publicara una elaborada correspondencia entre enero y julio de 2008 por correo electrónico. Cordialidad, pero a distancia.
   Empecé a hojearlo con escepticismo, prejuzgando encontrarme una pelea de egos para lectores cotillas, un producto meramente comercial para la industria de la “inteligencia”. Sin embargo, no podría resumir la cantidad de anotaciones que he hecho y los momentos de brillo expresivo (sobre todo en Houellebecq) y lucidez humanística (sobre todo en Lévy) obtenidos.
   Es cierto que antes, durante y después del combate yo siempre apostaba en el ring por Houellebecq —no puedo evitarlo, es mi autor favorito vivo—, pero al finalizar la lectura he de admitir que Lévy, de quien desconfiaba por representar a la llamada “izquierda-caviar”, me ha seducido lo suficiente como para prestarle más atención de ahora en adelante.


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