13/9/2014


   He terminado de leer Crimen y castigo. Quisiera comentar tanto sobre este libro que la cosa daría para, al menos, una tesis doctoral, pero hay dos obstáculos que me lo impiden:
   1º) Se han publicado ya tantos miles de estudios sobre Raskólnikov y su paranoico San Peterburgo, sobre la culpa y sobre la esperanza de renovación en un hombre gracias a la pureza del amor, que lo que tenga que opinar uno —creyendo que ofrece, aunque sea una partícula microscópica de riqueza a su análisis— ya lo habrán escrito mejor centenas de estudiosos con anterioridad.
   2º) Tendría que saber ruso y eso no está entre mis actuales preferencias de aprendizaje.




   En cualquier caso, ya he comprobado algo leyéndolo/viviéndolo en primera persona y no confiando a ciegas en las recomendaciones de los “sagrados” manuales académicos: Crimen y castigo ha llegado a lugares narrativos donde ninguna obra antes o después ha llegado.

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