Y sigo con esta extraña fiebre “carmencondiana” que me ha dado desde hace unos días. Esta vez con un libro engañosamente infantil que me recuerda a uno posterior de Ana Mª Matute: Los niños tontos, de 1956. Júbilos fue publicado en 1934, con prólogo de Gabriela Mistral y dibujos de Norah Borges de Torre.
Copio un fragmento:
Yo no había visto nunca una playa de noche. Aquel mar del norte africano, cuando bravo, todas las horas se las pasa gritando en sus caracolas. […] Creí que unos hombres tiraban de las barcas, jugando, y era que sacaban del mar los restos de un bote de pesca, y a los pobres pescadores ahogados cerca de Tramontana.
Así que los dejaron sobre la arena, ésta empezó a hundirse bajo su enorme peso. Se lo conté a Freja a la mañana siguiente, y nos fuimos al cementerio, muy próximo de nuestra casa.
Los hombres estaban hinchados, con las cabezas picoteadas por los peces y un gigantesco suspiro en los pechos.
Por el bolsillo de la blusa rota del grumete ahogado asomaba un pececillo sus esféricos ojos coagulados.
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