14/1/2015


   He leído Mientras los hombres mueren. Decía Carmen Conde que escribió este libro mientras Madrid era bombardeada. Una parte importante de él está dedicada «a los niños muertos por la guerra», acompañada de una foto de 1938 en la que se ve un grupo de cuatro niños aterrorizados ante la caída de una bomba que no llegó a explotar, en la calle Alcalá esquina con Barquillo.
   No se cansa uno de leer testimonios que corroboren lo inútil que es el dolor y la necesidad de denunciarlo.




   Copio un fragmento:

   Han aullado los barcos, millares de hombres que querían huir, vencidos. Los audaces alcanzaron nave que los salvara. Pero cuántos andan llorando su derrota y caminan con sed y con hambre. Sin monedas, sin mano amiga que les otorgue consuelo.
   Como un súbito alud inmensísimo terminó la guerra.
   Se desplomó la paz.

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