26/4/2015


   He leído La noche del incendio de Antonio Aguilar y este es el poema perfecto para prepararse un café con leche:




DESAYUNO

Ella compró dos tazas para el desayuno.
Iban envueltas en papel
como el mejor de los regalos.
Sobre la mesa, en la cocina,
una mañana de domingo.
Que nada las rompiera.
Se dijo.
Que nada las rompiera.

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