11/6/2015


   He leído El violín negro de Maxence Fermine. No creo que sea mi autor de cabecera, porque tiene un punto de azúcar demasiado alto para mi paladar, pero este libro me ha gustado más que Nieve. Este ha sido mi fragmento favorito:

   —¿De modo que a usted le da lo mismo ser austríaco, francés o italiano? —preguntó Johannes al luthier la primera noche.
   Inclinado sobre su mesa de trabajo, el luthier pulimentaba con infinita aplicación una tabla armónica.
   —Mi auténtica patria es la música. Lo demás me importa poco. Pero usted, que es un soldado, seguramente eso no lo entenderá.


Comentarios