29/8/2015


   He leído Greguerías de Ramón Gómez de la Serna. La edición de Cátedra es una de las más completas hasta la fecha. Siempre había picado un poco de allí y de allá, pero no lo había leído entero. Ahora me parece que la última etapa de sus greguerías es menos lúcida. Quizá las creó forzosamente por la presión de los periódicos y redujo la libertad del chispazo que requiere este género, lejano antecedente de los estados de las redes sociales. Hay más de mil. Copio algunas:




La Dama de Elche es la primera mujer que gastó auriculares.

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Comer salchichón es poner tacones al hambre.

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Los cangrejos bailan la jota en el fondo del mar.

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En “El entierro del Conde de Orgaz” siempre hemos supuesto que había un tío nuestro.

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Se miraron de ventanilla a ventanilla en dos trenes que iban en dirección contraria, pero la fuerza del amor es tanta que de pronto los dos trenes comenzaron a correr en el mismo sentido.

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Las hormigas llevan el paso apresurado como si les fuesen a cerrar la tienda.

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