8/9/2015


   He leído el Cancionero tradicional en edición de José María Arín para Castalia. Coplillas, villancicos, seguidillas... Casi mil doscientas canciones castellanas con un montón de variantes que se popularizaron desde el siglo XIII al XVI. Copio algunas que me han llamado la atención:




Por amores me perdí;
si me cobrase algún día
otra vez me perdería.

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No sé qué me bulle
en el carcañar,
que no puedo andar.

Yéndome y viniéndome
a las mis vacas,
no sé qué me bulle
entre las faldas,
que no puedo andar.

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—Decid, hija garrida,
¿quién os manchó la camisa?
—Madre, las moras del zarzal.
—Mentir, hija, mas no tanto,
que no pica la zarza tan alto.

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A quien no te quiere
gustas de querer,
ordinario gusto
tienes de mujer.

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—Madre, la mi madre,
que me come el quiquiriquí.
—Ráscatele, hija, y calla,
que también me come a mí.

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—Mirad, marido, si queréis algo,
que me quiero levantar;
la camisa tengo puesta.
—Tornáosla a quitar.

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Tienen los que pobres son
la desgracia del cabrito:
o morir cuando chiquito
o llegar a ser cabrón.

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