20/1/2016


   Hacía once años que no tenía en mis manos una novela ganadora del Premio Planeta, desde Un milagro en equilibrio de Lucía Etxebarría, un regalo navideño familiar de cuando mi mujer y yo nos estrenamos como padres en 2005. El caso es que esta semana un colega, uno de los lectores más desinhibidos que conozco, me quiso prestar este libro, ya que hace tiempo habíamos hablado sobre la gracia que nos hacían Petra Delicado y Fermín Garzón, los inspectores de policía creados por Alicia Giménez Bartlett.
   —Juande, léete esta novela. No es un caso de Petra Delicado, pero te va a gustar el personaje de Iván, el follaviejas.
   Quien me conoce bien sabe que suelo vivir mentalmente en Urano y —de verdad, no es coña ni postureo barato— yo desconocía que Hombres desnudos era el Premio Planeta 2015. Así que contesté directo y simple.
   —Vale.

   Y eso he hecho. Voy a ahorrarme criticar la novela. Sólo diré que Giménez Bartlett ha realizado correctamente el encargo que se le hizo.


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