26/2/2016


   He leído Anogrexia. Va sobrado de ingenio David Benedicte. No puedes partirte la caja todo el rato y me irrita un poco la disposición versal centrada en algunos poemas. Pero pasas un buen rato, a qué negarlo.
   Mi preferido es éste:


EXTINTO DE VERANO

Ahora mismo te bebes la leche negra
de la madrugada que publicitó
Paul Celan,
aquel poeta francés de origen rumano que,
a los cincuenta recién cumplidos, se quitó la vida
arrojándose
al Sena. Preferirías darle sorbos a un Sandevid
‘asangriado’,
lo sé; pero es lo que hay. Por eso le pido un break
al carcinoma estival que, con precisión de
Rolex,
nos ha corroído a todos durante este falso estío
que se fue como llegó, prorrateando nubes.

Al preso poco pan y muchas
hostias.
En la democracia nos dan langostinos el día de la Merced,
vis a vis, condones papel higiénico, derecho a llamadas
de teléfono, campo de deporte y biblioteca.
En mi interior, la mañana sigue igual.
Encapotada y fría.
Aunque también es posible que, en París,
aquel fuese el día más soleado del año 1970.
Da igual.
Lo único que tengo claro es que va a llover sobre ese río.
Y que el Sena que algunos llevamos dentro
podría
desbordarse.


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