25/2/2016


   No me interesan novelas hipnóticas como Distancia de rescate. He leído libros letárgicos en verso y prosa donde de vez en cuando el autor te daba una palmada para que tu lucidez se pusiese en guardia y avanzase en el proceso de lectura. Con Distancia de rescate no me ha pasado. Y la revista Granta habla de Samanta Schweblin como «de las mejores narradoras jóvenes en español». Así que una de dos: o los cimientos de esta obra no son nada sólidos y la han hecho impenetrable o mi inteligencia se declara no apta para entusiasmarse con este tipo de narrativa contemporánea.
   Si quiero alcanzar un estado dulce de languidez mental, prefiero liar un canuto fino de maría o escuchar el segundo disco de Portishead a leer obras así.
   Lo sé: gustos, colores, etc. Pero yo me rindo.


Comentarios