24/2/2016


   He leído Insomnio de Antonio Rodríguez Jiménez.
   La desesperación que tocó hace nada vivir a millones de españoles se está convirtiendo en normalización de conformismo vulgar. Este poemario, al igual que otros del mismo calibre cuyo leit motiv es la crisis y sus consecuencias, nos servirá más que muchos libros de Historia para penetrar en los sentimientos de un individuo, de una familia y de una sociedad ilusa que creyó estar en un fiestón del quince y no se dio cuenta de que la habían avisado sólo para recoger mierda, confeti usado y botellas vacías de Moët & Chandon.
   Hay unos versos que recuerdan las tempraneras que los nuevos miles de parados se daban para hacer running y no pensar en su desgracia momentánea. Ya se ven muy pocos corredores a las siete de la madrugada. Eso es un dato irrevocable. Lo triste es que muchos de los esclavos que dejaron de correr creyeron que algún día volverán a ser invitados a un fiestón de verdad, no para limpiar los vómitos en los cuartos de baño de lujo.
   Bucles sobre bucles de engaño. Insomnio, sí.


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