19/5/2016


   He leído Farándula de Marta Sanz.
   A nuevos tiempos, nuevos divismos. Lentejuelas contra leggins, cigarrillos largos contra chicles para el mal aliento, clases de ortofonía contra pronunciación natural, farras nocturnas infinitas contra gimnasio y bebidas isotónicas, y presión, mucha presión psicológica en una novela madrileña sobre la miseria que esconden las máscaras de la exquisitez en el mundo de la actuación teatral, cinematográfica, televisiva y —la más interesante— de la actuación real. Hay una velocidad descriptiva y un extraordinario despliegue lingüístico, unos retratos de personajes asombrosos y un estilo fornido en las caracterizaciones y ambientaciones que, si muchas veces es esplendoroso, en otros momentos llega a abusar de enumeraciones excesivas y fatigosas. Tiene su lógica: la farándula es, en esencia, desequilibrada y barroca.


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