6/7/2016


   Acabo de terminar De exilios y moradas de José Luis Zerón Huguet, una historia de la Filosofía y la Iluminación que se ha metamorfoseado en libro de poemas, un poeta de lectura mesetaria criado frente a un paisaje mediterráneo. Se sienta uno a contemplar De exilios y moradas como lo hace ante un gran jarrón griego que contuviera el magnetismo de André Breton, la controversia de Cioran, la furia sanadora de Shiva, el impulso y los precipicios de Goethe, los claroscuros religiosos, místicos y míticos, las esencias de Valente, las profecías de Panero, los ritos cartománticos de Olga Orozco, los tránsitos de Olvido García Valdés y el orfismo encendido de Novalis. Un jarrón de vida en perpetua transformación.




UBICUO

Hoy existo en todo lo que existe
y muero en todo lo que muere.
ceniza y leña nueva
es mi cuerpo.
El lugar donde me reconozco cada día
ha sido devastado.
Hay nuevos caminos
en mis itinerarios.
Escucho todo lo que vibra
en los desechos de la luz.
Toda la Historia cabe
en un grito.
No puedo medir la llama arrasadora.
Razón e instinto copulan y se despedazan.
Los frutos caen silenciosos
y nadie los ve caer.
La angustia y el temor a la muerte
se consumen en el ardor por vivir.
Todo es deprisa
y nada se alcanza.
En todo lo que muere
y en todo lo que mata
están mis ojos
y su ceguera.
El vértigo que siento
es el poder de la costumbre
que me calma y me despoja.

Hoy no sé si estoy
en el jardín de las delicias
o e el bosque de los horrores.
Hoy sólo sé que camino,
camino con paso ingenuo.

Camino hacia el Todo
para no ser nada.

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