22/2/2016


   He leído Distintas formas de mirar el agua. Buena redacción —faltaría más, estamos hablando de Julio Llamazares—, buen intento de ejercicio de multiperspectivismo, evocación lírica, crítica ecológica al desarrollismo, exterminio paulatino de las costumbres rurales, dañino sentimiento de desarraigo, pérdida de la identidad vecinal, templanza humana ante la incertidumbre... Un texto impoluto, sí, de acuerdo…
   Pero me he aburrido.
   Y me jode, Julio, me jode, porque yo te respeto y valoro el movimiento slow como protesta pacífica ante tanta velocidad social, pero no sé hasta qué punto procede reivindicar una dulzaina de museo en mitad de la rave narrativa en la que vivimos.


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