27/9/2017


   He leído Huye sin mirar atrás de Luis Leante.

   Al día siguiente, como había dicho mamá, se presentó el tal Carlos en casa con una maleta y una mochila de lona, de las retro, y a mí se me vino el mundo encima. Era un tío cachas. Se le notaban los músculos bajo una camiseta ceñida muy guapa. Llevaba poca ropa para el frío que hacía, como si viniera de un país tropical. No se puede decir que fuera feo, aunque tampoco era un modelo de revista de moda. Joven no era, porque le calculé unos cuarenta años o un poco más. Si le preguntaras a mamá, te diría que eso es ser joven, pero lo dice porque ya superó la frontera de los cuarenta y se hace ilusiones de que todavía es joven.


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