29/12/2017


   Como es habitual en las publicaciones para vaciar los bolsillos del lector por su adoración a un ídolo momentáneo, si no nos fijamos demasiado en la letra pequeña, en la portada de Sueños de fútbol parece entenderse que lo ha escrito el mismo Jorge Valdano, pero está realmente firmado por el periodista deportivo de El País Carmelo Martín.
   Letra mediocre y efímera, aunque efectiva en lo que concierne al objetivo industrial que se marcó la editorial El País/Aguilar en 1994: crear altas expectativas para que cada apasionado del jugador y entrenador argentino disfrutara con sus hitos deportivos y sus reflexiones, las cuales son inferiores a las de Calamaro, otro argentino futbolero de práctica física nula, pero con más recursos metafóricos para explicar el balompié con algo de “brillo filosófico”. Puestos a elegir entre la sabiduría del de Santa Fe y el de Buenos Aires, me quedo con Andrés.




   Copio un párrafo del final del capítulo tres:

   Un titular de La Gazzetta dello Sport decía sobre el Milán: «Así se juega en el paraíso». A eso mismo aspira Valdano, sea en el Tenerife o en el Real Madrid. En ningún caso se le podrá imaginar vegetando en clubes con mera vocación terrenal. Ése, opina, es el fútbol que merece ser amado.
   Una vez, un amigo, arrobado por el extraordinario espectáculo que estaban dando el Barcelona y el célebre equipo italiano que inspiró aquel titular periodístico, se puso en pie a mitad del partido, se miró la bragueta y explotó de placer:
   —Este fútbol mancha, hay que verlo con preservativo.


   PS. Ni que decir tiene que mis bolsillos no han sido rascados por la compra de este ejemplar de Sueños de fútbol, que leo con veintitrés años de retraso a causa de una de mis varias enfermedades literarias: sacar libros de la biblioteca pública que, en un momento de la juventud, llamaron mi atención.

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