15/12/2017


   La antigua luz de la poesía. Utilizando lenguaje, silencio y fervor, Santiago Montobbio sigue hiperactivo, con un nuevo libro de casi quinientas páginas, en un rincón de la lírica hispánica, completamente a su aire, que es el del llanto por ciertos valores individuales y de la Antigüedad que se saben perdidos. No es difícil adivinar que seguirá con esta postura hasta el final de sus días poéticos.




   Transcribo uno:

LA MÚSICA QUE ha de volver como flores o como cuerpos
en los poemas al final del viento, al final de la noche
y su negrura, su soledad y su negrura, los poemas
que han de romper el silencio pero conservar como él aún en ellos
un irreductible misterio y también la pureza
de lo que no podrá acabar de explicarse ni de decirse.
Los poemas en la música de la soledad y de la noche,
de la negrura que anuncia y ya saben, y hay también
en el corazón del hombre: los poemas que escribo
esta noche en el campo y como poemas son y serán música
que ha de sonar en el viento y ser cuerpos y ser flores en su canto,
hasta el final del tiempo, hasta que no haya noche
y poemas de ella no nazcan, sean por ello
imposibles y no se escriban. Poemas aún poemas,
poemas de la noche, poemas en el campo
estos que escribo y son y han de ser música
que fatal sobre el olvido suena, hechos del tiempo
que también es música y que como ellos
es al final olvido, como lo es también
el campo y lo es la noche.

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