Carta astral de Óscar Navarro Gosálbez.
Debut de un poeta extrañamente inédito
que es una oración científica en la que el autor narra su proceso de abandono
de la tierra; una plegaria muy particular que repasa con madura serenidad,
rumbo a la nada cósmica, los brillos de luciérnaga que todo explorador anímico va
encontrando, descifrándolos en verso como arcanos, convirtiendo Carta astral —siendo primera
publicación, se palpan décadas de escritura— en un acta extraordinaria que
solicita y consigue disponer de la Fuerza Celeste su mapa de geometrías
ocultas.
MARTE
Solo acaba en victoria la batalla
que nunca se ha librado. El reguero
de cadáveres es cosa de la vida,
o de la muerte, o de las lluvias.
Y cuando canto, canto sin alzar
mucho la voz, no vaya a ser
que en vez de continuar convoque.
Hay aquí muchas horas consumidas de
música, arte, mitología, lenguaje de cuerpos y almas. Hay, por supuesto, adivinación,
pero sin rastro de superstición, que ha sido aplastada por el conocimiento y la
práctica, pilares de la sapiencia.
Delante de las olas me doy cuenta:
he nacido para la belleza
Óscar Navarro no promulga, ni ataca, ni
siquiera llama a la fraternidad. Únicamente propone, en jerga “gosalbeziana”, un
calor clandestino que aviva la meditación, un rezo sincrético e independiente
que —y ahí reside su encanto— se deja acompañar.
¿en qué guiño del tiempo
descubrimos que solo nosotros importamos,
que solamente tú y yo nos decidimos a comprar
futuro con la sangre?
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