Cien caballos en el mar de Alfonso López Corral.
Se necesita algo más que habilidad para
generar alta tensión dramática en un control fronterizo y que el lector trague
saliva por el peligro que corren dos protagonistas en apenas doce páginas. Se
necesita algo más que oído y talento para literaturizar el español coloquial
del norte mexicano en el narco-relato ‘La carretera del sur de Sonora’, el
primer cuento de los seis que contiene esta delicatessen
narrativa.
Precisamente por ser de ese cariz el
texto inicial de un autor norteño, el prejuicio se activa y pareciera que los
cinco relatos siguientes fueran en la misma onda.
Error.
Si fuese así, no importaría lo más
mínimo. Me parecería, de hecho, bien lógico. ¿Quién mejor que un narrador
norteño para escribir sobre asuntos de frontera y mundo narco? Sería como
extrañarse de que en el sur de España no hubiese novelas sobre la inmigración
norteafricana hacia sus costas.
Pero no es el caso, y también lo
celebramos.
Así, Alfonso López Corral extiende una
manta siniestra, poética y existencial sobre la fábula marina y vaquera de ‘Cien
caballos en el mar’, una risa contenida sobre el determinismo de un perdedor moral
y sexual que es ‘Karma por amor’, una aureola de burla fatal en ‘Muerte
constante más allá del honor’, un eros bruto, carcelario y psicológico en ‘Todo
va a ser diferente’ y un neorrealismo maravilloso en ‘Poliomielitis’.
Entre rancherías y pastizales, alguien
dice haber visto brindando en una cantina de Navojoa a hologramas borrosos de
Camus, Woody Allen, Élmer Mendoza, Julio Ramón Ribeyro y otros tantos. Lo
hacían por este libro y su refinado descaro. ¡Sea!
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