El jardinero de Alejandro Hermosilla.
Generalmente se odia lo que no somos
capaces de repudiar. He aquí una fábula negra, colérica y perturbada que intenta
retratar vivamente el odio en un fresco con tintas temporales entre lo más
brutal del medievo y la decadencia aristocrática dieciochesca.
A quien se
acerque por primera vez a la narrativa de Hermosilla podrán parecerle
llamativos tanto esa cronología borrosa como la esquizofrénica tramoya, vestuario
o actitud de personajes. Por las salpicaduras de terror viciado, por los
continuos saltos del humor arisco a la perversión erótica, por la egolatría
coral reinante y por su simultaneidad paranoide, se acercaría bastante, creo, a
una película u obra de teatro pánico novelada.
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