Al final del estudio que enriquece el catálogo de la exposición Lugares del olvido de Antonio Gómez Ribelles, el profesor Francisco José Sánchez Montalbán concluye: «En los Lugares del olvido hay un fotógrafo que
dibuja, hay un pintor que escribe y hay un artista que habla y que traduce las
agrestes batidas del tiempo en océanos de conmemoración».
Como algunas teorías biológicas intentan
explicar que nuestra plenitud en la observación del mar se debe a la llamada
del origen acuático de los humanos, Gómez Ribelles pinta, fotografía y traduce este
canto a la materia como eje del tiempo.
TIEMPO
Existir nos obliga a hacer cosas.
Pequeñas fotografías aparecen en las cajas.
Pretendían la presencia permanente.
Apartarse para ser una mirada. No hacer nada.
Mirar a quien los mira.
Sé que el tiempo arrastra a quienes nos
abandonan, que serán memoria mientras alguien los recuerde y, luego, también a
ellos los llevará. Todo será olvido. Sólo la materia es capaz de mantenerlos,
en un espacio sin tiempo. El hallazgo hará que vuelvan del lugar del olvido,
serán objeto asombrado. Por eso amamos las fotos, las piedras y las calles,
porque en ellos el tiempo vuelve del abandono.
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