La mayoría de
promesas de año nuevo caen en saco roto, pero a veces también se cumple alguna.
Y las que se cumplen suelen mantenerse para siempre. Iniciado 2019, vista la
generosidad y comprobada la escasez del agradecimiento humano que me rodea, me
voy a grabar a fuego este dicho popular:
Manos que no dais,
¿qué esperáis?
¿qué esperáis?
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