He leído El camino del héroe de José Alfonso Pérez Martínez, un trabajo
poético tripartito sobre lo que más admira el género humano. Los héroes son
«los solos, los heridos, los perdidos», los que desprecian abismos, los que
fundan culturas también. Y la literatura debe estar en esa nómina heroica. El
autor vindica a Larra; insiste en releer a Rubén Darío, cuya aristocracia no se
desgasta; exhibe su admiración a la épica antigua, a los aventureros modernos
del pensamiento y la acción, al poeta Cavafis o a su contemporáneo José María
Álvarez en un hermoso homenaje titulado ‘Villa Gracia’.
La guerra está
perdida de antemano, lo sabemos: ¿Quieres
saber dónde irás / justo después de que hayas muerto? / Al vacío en el que
estabas / justo antes de haber nacido. Pero la vida aún puede agujerear el
uniforme del enemigo con algunos cartuchos. Con este breve poema filosófico de
amor, por ejemplo:
Lo que pude haber sido
acaso existe en un
lugar sin lugar,
en un tiempo detenido.
Yo siendo más yo,
contigo.
Era de esperar
que José Alfonso Pérez Martínez ampliara el marco de lo memorable al heroísmo
que vive su anonimato en docentes, niños enfermos de cáncer, una joven viuda
que se sacrifica, un amigo que ayuda tan solo con su presencia... Al
contemplarnos, se refleja la lucha interior de nuestra vanidad y ambición con
nuestra capacidad de ser generosos y desprendidos. No encuentro mejor ejemplo
de autorretrato legendario en todo el libro que éste:
XXI
Hay en mi alma una
torre negra,
y en ella brujos
oscuros,
en eterno conciliábulo.
Hay un lobo gris que,
desdeñando manada,
atraviesa solo estepas
de hierro.
Hay una doncella que
cabalga hacia la noche,
la profunda noche que
jamás acaba.
Hay un héroe de luz,
cuyo rostro derrota a
las tinieblas.
Brujos, lobo, doncella
y héroe se buscan,
mas jamás se
encuentran.
Es así, un
escozor solitario que ilumina. Al fin y al cabo, un héroe vive siempre en el
conflicto consigo mismo y termina por convertirse para los demás en alguien que
incomoda.
Muchísimas gracias por tu comentario, amigo, lo agradezco y valoro de veras
ResponderEliminarHa sido un placer leerte, José Alfonso. Un abrazo.
Eliminar