Siete y punto (Antología joven de poesía en Cartagena).
Los jóvenes
poetas de mi ciudad natal deben agradecer a Antonio Marín Albalate (coordinador
de esta antología, de las que ya se han hecho y de las que aún vendrán sobre la
cantera poética cartagenera) su vocación de detector de metales preciosos, su
pericia a la hora de remover la batea y limpiar la grava y la tierra con las corrientes que llegan a esta orilla del Mediterráneo.
El material más
denso suele quedarse en el fondo. Recojo aquí unas muestras de ese oro joven.
Quisiera que volvieras
a dolerme
porque es mejor tener
un moretón
que un vacío.
Pero a esta verdad la
aplasta la certeza
de que es mejor tener
las manos vacías
que cargadas de
escorpiones.
(MARÍA ESCRIBÁ, 2000)
El porqué de sentirme
como una amapola en medio de un huracán, que sobrevive con un último pétalo.
(KONSTANCIA ALEKSANDRA KADZIEL, 2000)
Cuando el mundo está
al revés
es más fácil matar
y querer.
(MARIO MUÑOZ, 2001)
Y el mejor
poema de toda la antología:
FASE O COMA
Siempre he odiado los
atardeceres
y ahora me lo imagino
todo naranja
intentando encontrar
los materiales con los que incendiarme,
aunque de momento sólo
tenga una canción de veinte mil pasos
y un paseo de tres
minutos.
He perdido mi camino
y parece que dejar de
pensar no funciona.
Soy una cara más
angustiada,
sin importancia en
medio de la multitud.
Quiero vivir en
treinta y ocho segundos,
ni un cuarto de la
canción.
O dormir hasta que el
ruido del corazón deje de molestar.
No hay manera, no hay
salida.
Me hago una reverencia
y quedo impresionada.
Olvida tus sueños,
sujétate el pelo,
continúa.
(CLARA HERRERO CELDRÁN, 2000)
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