Aquí y ahora de
Miguel Ángel Hernández.
Mientras escribes,
sientes las palabras fluir. Percibes la fuerza de la realidad y también la
potencia de la escritura para apresarla. Esto era la literatura. Escritura desbocada.
Escritura que ayuda a dar sentido al mundo. Por eso escribes. No sólo por la
satisfacción de ver tu libro sobre la mesa de novedades. También por estos
momentos de intensidad. Por estos momentos en los que sientes la conexión con
algo que es mucho más grande que tú. Te sientes grande y pequeño al mismo
tiempo. Un dios y un enano. Te acuestas satisfecho. Ni siquiera sueñas.
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