19/10/2019


   Lugar de Natalia Carbajosa.
   Gaditana educada entre Zamora y Salamanca, a esta doctora en Filología Inglesa y profesora de la Universidad Politécnica de Cartagena le lleva dando el aire de levante desde hace, al menos, un par de décadas.
   Acumula una importante obra como traductora, ensayista y divulgadora cultural. A los escritores que son traductores les pasa que no leen como los demás. Se pueden enamorar de algunos de los originales a los que traducen. Creo que Natalia tiene varias “amantes”, sobre todo en la poesía del siglo XX, y la mayoría, como es lógico, “amantes” en lengua inglesa: Kathleen Raine, Dorothea Tanning, Ruth Weiss, Maya Angelou, Elizabeth Bishop, Denise Levertov, Hilda Doolittle, Emily Fragos, Rae Armantrout, Lorine Niedecker, Elise Cowen, Diane di Prima...
   Veo, tras haber leído toda su obra poética hasta ahora, que esas inmersiones de enamorada lectora/traductora han influido en su personalidad creadora. Noto cómo la poesía de Natalia ha ido evolucionando desde un simbolismo más denso hasta un acercamiento a la vanguardia lingüística, una especie de estilización filosófico-poética. A ello ha ayudado también la lectura de escritoras, así, en femenino, que ha ido aumentando desde la juventud hasta ahora. Lo ha hecho de una manera íntima. Conozco a Natalia desde hace unos quince años y ya entonces la veía nombrar y recomendarme a muchas escritoras que leía en su lengua original y pretendía traducir.
   Sobrevuelan en cada una de sus páginas los conceptos esencialistas del lugar y del tiempo. Este libro, de hecho, es un canto a la presencia.
   Me han espoleado sobre todo ‘Madre, hermanas’ (se dirige a ellas como las jóvenes protagonistas de las jarchas), porque para Natalia el silencio es un alimento; la intertextualidad con Tranströmer, su mudez, en ‘Al poeta preso de su cuerpo; los expansivos juegos sintáctico-políticos; o ‘Kandinskiana’, que intenta reproducir en verso un cuadro del pintor moscovita.
   Copio el mejor, ‘Amor’, tema tratado con una sabiduría magnífica.




AMOR

Una casa espaciosa
va contando
grietas, puertas que cierran mal

la reparamos
con idéntico mimo
que si fuera un bebé delicado

cuando seamos viejos
y nos falte energía
para tapar nuevas grietas

lo llevaremos al cuarto más pequeño
donde atenderlo mejor                       y allí nos seguirá
pareciendo

grande

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