12/1/2020


   Mi hija y yo leemos un librito ilustrado de algunos pasajes bíblicos. Sus deberes para mañana son escribir una especie de reseña personalizada de uno de esos pasajes y hacer un dibujo que la represente. Ella escoge el de Zaqueo, cuando Jesús está hablando a la multitud, divisa al pequeño, avaro y roñoso Zaqueo subido a una higuera para ver mejor, y le dice: «¡Zaqueo, baja de la higuera e invítame a tu casa!» y remueve su corazón para siempre.
   Cuando le repaso la reseña, empiezo a señalarle y corregirle faltas de ortografía. Ella frunce el ceño y yo le gasto una broma para consolarla.
   —Jesucristo no tendría faltas de ortografía, pero claro está que jugaba con ventaja.



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