Mi hija y yo leemos un librito
ilustrado de algunos pasajes bíblicos. Sus deberes para mañana son escribir una
especie de reseña personalizada de uno de esos pasajes y hacer un dibujo que la
represente. Ella escoge el de Zaqueo, cuando Jesús está hablando a la multitud,
divisa al pequeño, avaro y roñoso Zaqueo subido a una higuera para ver mejor, y
le dice: «¡Zaqueo, baja de la higuera e invítame a tu casa!» y remueve su
corazón para siempre.
Cuando le repaso la reseña, empiezo a señalarle y corregirle faltas de ortografía. Ella frunce el ceño y yo le gasto una broma para consolarla.
—Jesucristo no tendría faltas de ortografía, pero claro está que jugaba con ventaja.
Cuando le repaso la reseña, empiezo a señalarle y corregirle faltas de ortografía. Ella frunce el ceño y yo le gasto una broma para consolarla.
—Jesucristo no tendría faltas de ortografía, pero claro está que jugaba con ventaja.
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