Afectos de lejano alcance de Elena Trinidad Gómez.
Guardo un sentimiento cercano a lo paternal con el debut de la joven Elena Trinidad. Tuve la suerte de impartirle clase cuando ella era una estudiante de bachillerato y tímidamente le troceé, diseccioné y volteé en una hora algunos de los poemas seminales que ella me enseñó tímidamente. Posee un carácter propio que no tiene otro objetivo que crecer y fortalecerse. Deseo que las cicatrices que le esperan en esta senda elegida cierren bien, para enriquecerla y no para desencantarla.
Guardo un sentimiento cercano a lo paternal con el debut de la joven Elena Trinidad. Tuve la suerte de impartirle clase cuando ella era una estudiante de bachillerato y tímidamente le troceé, diseccioné y volteé en una hora algunos de los poemas seminales que ella me enseñó tímidamente. Posee un carácter propio que no tiene otro objetivo que crecer y fortalecerse. Deseo que las cicatrices que le esperan en esta senda elegida cierren bien, para enriquecerla y no para desencantarla.
XVI
Mamá mira a Cristo
como quien pide
perdón por los males
de esta vida.
Como si todo fuera su
culpa en la
conciencia del eterno
pecador.
Y tú me agarras la
mano,
me invitas con ternura
a acercarme a
tu figura trágica, de
huesos fuertes a
pesar
del paso de los años,
algo triste.
Y me miras, y en tus
ojos
veo el desgaste de
querer,
pero más aún de dejar
marchar.
Y yo también miro al
madero,
en espera de que cese
de sangrar
la herida que nunca se
cierra.
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