13/1/2020


   Alegría de Manuel Vilas.
   A pesar de la sombra de su antecesor Ordesa, de ser finalista de un premio de novela que sigue siendo el más codiciado/despreciado en España, de haberse convertido en el anzuelo perfecto para la predecible progresía mediática, del peligro de coquetear con manías u obsesiones que puedan cargar a los que nos declaramos fieles admiradores, Vilas sigue coronándose en el rock literario hispano. Esto es así. Y, por ahora, no hay discusión.

   Si pudiera verme en medio de mi pureza, si pudiera alcanzar ese mes de julio de 1975 desde este julio de 2018, si pudiera tocar mi mano de entonces, regresaría la paz a mi cuerpo. Eso creo que se llama la unidad en el tiempo.
   La paz es una utopía. Nunca hay paz en quien ha vivido y sigue vivo. Solo hay convivencia con el mal, pero no paz.
   La paz no existe.
   Es una superstición de los seres humanos.



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