El pan nuestro de cada día de Ángel Manuel Gómez Espada sale de un
obrador donde las palabras se barnizan con una pizca de miel y abundancia de
limón de Murcia, del que pone la lengua ácida y transforma la materia prima en
artesanía de combate. Una plaquette aforística y cascabelera, de la que escojo
lo mejor del cesto.
Algunos piensan que
por saber llevar un coche ya saben conducir. Y eso es una temeridad. A miles de
poetas les ocurre lo mismo.
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Durante una batalla, a
la mujer que más se desea acoger en brazos es a la propia madre.
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Lo que unos llaman
“paz interior” muchos otros lo llaman “cuarto de baño”.
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Los nacionalistas son
como esos tipos que van a un restaurante de alta cocina a decir que como en
casa de su madre no se come en ningún sitio.
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