Tras leer Viaje del Parnaso en lujoso crucero de Salvador García Jiménez
decidí entrevistarlo para El coloquio de
los perros. Hoy se ha publicado nuestro diálogo. Si el parnaso (sobre todo
el parnaso murciano contemporáneo) presta atención a la entrevista y su
aburrimiento e infantilismo se activa en las redes sociales, a lo mejor habrá
esta semana un par de días de turbulencias cibernéticas regionales. ¿Son
paradójicos estos dos últimos adjetivos?
Salvador, con la pena esperanzadora que le caracteriza, muestra cierta ilusión por mi disección de su obra, aunque sostiene que todos los libros acabarán en el cementerio de la Biblioteca Nacional para que resuciten dentro de siglos sólo aquellos que merezcan la pena. Le doy la razón respecto al camposanto bíblico institucional y sus zigzagueantes apocalipsis.
Ojalá pueda subir más a Murcia capital el próximo año y pueda tomarme un café-café con este “abuelo terrible”.
Salvador, con la pena esperanzadora que le caracteriza, muestra cierta ilusión por mi disección de su obra, aunque sostiene que todos los libros acabarán en el cementerio de la Biblioteca Nacional para que resuciten dentro de siglos sólo aquellos que merezcan la pena. Le doy la razón respecto al camposanto bíblico institucional y sus zigzagueantes apocalipsis.
Ojalá pueda subir más a Murcia capital el próximo año y pueda tomarme un café-café con este “abuelo terrible”.
Debemos contar con la haraganería de los poetas, pues el veinte por ciento de nuestros pasajeros no ha dado un palo al agua en toda su vida, viviendo más del cuento que del verso. Ni reman, ni riman. Las palabras hay que golpearlas como pulpos contra la losa.
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