28/12/2020


   Los divertículos se van desinfectando a muy buen ritmo. Según me indica el doctor, del que tristemente ya me estoy haciendo amigo, el objetivo es seguir encerrado en casa con bata de anciano hasta nuevo año por lo menos.
   La mejoría física va a la par que la espiritual. Ando tranquilo, disfrutando en familia, viendo documentales sobre Andrés Calamaro, la estrella rota del fundador de Pink Floyd o jazz caribeño, gestionando una entrevista para El coloquio a Julio Monteverde con motivo de su nuevo libro Las hojas rojas...
   He llamado a mi madre para ver cómo sigue en su encierro preventivo por el contagio de coronavirus de mi hermano. Lo lleva con mucho dinamismo gastronómico, ya que la cocina le apasiona. Nos hemos reído bastante comentando lo repugnantes que parecen las presentaciones de caldos tradicionales chinos que graba una anciana en TikTok, preparándolos a la intemperie, cogiendo los peces de agua dulce con sus desgastadas manos, agonizando mientras los hierve en su viejo cuenco y echándole hierbas arrancadas al instante en la misma orilla del río.


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