El
truco de los mayores miserables es hacerse el sueco, no sentirse aludido cuando
alguien desnuda sutilmente tu traición y tu mezquindad. Incluso, ya en el colmo
de la miserabilidad, aplaudir al que ha conseguido denunciarte y ponerse al
lado de él para señalar con él a la Nada, a la culpable Nada, acusarla,
despreciarla.
Pienso en esto a raíz de un argumento que Miguel Ángel Muñoz lanza en su novela Aposento a propósito de la huida sin retorno de la escritora madrileña Mercedes Soriano a una mínima población almeriense del Cabo de Gata: «un deseo de autenticidad, pero también una protesta, un insulto, un desprecio del que pocos se dieron por aludidos».
Los que se no se querían dar por aludidos fueron protagonistas de la novela Contra vosotros, aquellos que venían de la izquierda y que habían llegado con el PSOE al poder en la España de los años 80.
Pienso en esto a raíz de un argumento que Miguel Ángel Muñoz lanza en su novela Aposento a propósito de la huida sin retorno de la escritora madrileña Mercedes Soriano a una mínima población almeriense del Cabo de Gata: «un deseo de autenticidad, pero también una protesta, un insulto, un desprecio del que pocos se dieron por aludidos».
Los que se no se querían dar por aludidos fueron protagonistas de la novela Contra vosotros, aquellos que venían de la izquierda y que habían llegado con el PSOE al poder en la España de los años 80.
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