10/12/2022


   Leo La sed y el brindis de Ícaro Carrillo, un libro con relámpago, versos que me atraen por su idea plástica: «Hay huellas de ladridos / en los periódicos de las cafeterías» o el inicio de una nana incendiaria: «Neptuno se exilia en el desierto / y espera el diluvio a branquia abierta».
 
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   Se avecinan unos días prenavideños de lectura más intensa, ya que esta mañana he terminado de corregir todos los exámenes pendientes de diciembre. Cuando estaba finalizando la corrección de la resma, llama mi atención la respuesta asombrosa de una alumna de 3º de ESO a una pregunta de literatura medieval: Milagros de Nuestra Señora es un libro escrito por la Virgen María. ¿Qué clase de fantasía cabe en el hecho de que la madre de Cristo puentee al mismísimo Berceo agenciándose la autoría de un libro en el que ella, además, es protagonista?
   Esta alumna, por supuesto, pasa todas las horas de mi asignatura mirando su teléfono escondido bajo la mesa o medio asomado de su bolsillo. Yo hago como que no me doy cuenta, porque me gano la vida como profesor, no como vigilante diurno.




   Aún hay personas que no quieren darse cuenta de que el teléfono móvil es la droga reina del siglo XXI. Es silenciosa y tan adictiva como la heroína. Y se engañan quienes lo circunscriben solamente al ámbito juvenil. Esta droga afecta a todas las capas generacionales. Es urgente un plan institucional de conciencia sobre el asunto, apelando a un uso responsable, como han hecho con el alcohol o el tabaco, y a una ley aplicada de forma estricta. No le veo otra salida. Pero, insisto, no hablemos solamente de la juventud. Somos mayoría los adultos y ancianos totalmente envenenados. Yo escribo estas palabras desde un ordenador, no desde un móvil, ya que estoy en período de desintoxicación. Y eso que mi nivel de adicción no llegó a las alturas de personas que han tenido que visitar al psicólogo.
   Este instrumento, como todo lo que genera adicción en cuanto nos descuidemos, modifica hábitos y conducta. Va a ser —está siendo ya, de hecho— el gran problema de las próximas décadas en los centros de Enseñanza Secundaria, y me temo que también en Educación Primaria. A nivel universitario el alumnado es oficialmente mayor de edad y quizá tuvieran que regirse por otras leyes. Queda muchísimo recorrido al respecto, pero es algo muy importante para no alcanzar un déficit de atención masivo, hasta en estudiantes aplicados.
   Hablo de la enseñanza porque es el ámbito profesional en el que me muevo, pero esta toxina telefónica está infectando la eficiencia de millones de trabajadores en contextos en los que el uso del móvil no es estrictamente necesario. La cuestión es muy sencilla: si el mundo entero está asistiendo a un nuevo orden cultural y vital, tendrá que aceptar tarde o temprano unas nuevas leyes de cumplimiento laboral.

Comentarios

  1. Es muy interesante como de la noche a la mañana una simple y pequeña caja con cables , nos controle y no nos permita levantar la cabeza un par de centímetros . Tanto a jóvenes como personas ya adultas . Deberíamos presentar más atención a nuestro alrededor ??

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    1. Si no queremos perder un control natural y esencial de las cosas, por supuesto que deberíamos. Claro que sí. El reino de este mundo será de los que prestan esa atención a su alrededor. El futuro será de los que apuestan por lo analógico y solamente utilizan con inteligencia las herramientas líquidas, no son encarcelados por ellas. Gracias por tu comentario.

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    2. Un placer poder comentar con un amigo sus ideas . Coincido contigo en la idea de que aquellos que dominen las herramientas líquidas pero tengan el poder de dominar su tiempo en ellas serán capaces de tener un gran futuro . Es una pena que nos podamos aprovechar de estas grandes mayorías de personas y de su pequeña visión en el mundo real , para obtener un gran poder adquisitivo y social . Despertad que estáis apollardados!!

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    3. El placer es mío, Anónimo. Lo has dicho: ¡despertad!

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