2/1/2024


   A veces uno, cuando aprieta el cansancio, se pregunta por qué no jubilar El coloquio de los perros. Son más de 23 años de trayectoria ya. Pues va un tipo y el día de Año Nuevo te da la gasolina que necesitas con este mensaje:
 
   Hola.
   Lo primero de todo, feliz año.
   Lo segundo, deciros que en el 2020 os envié un cuento en el que la madre de la protagonista se depilaba muchas veces el coño y que rechazasteis (con razón).
   Lo tercero es que comparto aquí un nuevo cuento en el que un personaje se sigue depilando el coño.
   Espero que os guste y gracias por adelantado,
   
Nicolás Esteban
 
   Aquí hay una clara publicidad subliminal. Lo he leído ya y es un relato en carne viva, sin duda. A la temática no le veo fallas, pero como coordinador literario de la revista, mi deber es esperar a lo que apruebe el comité de lectura. Aún así, estoy cruzando los dedos para que el voto del comité sea positivo en su mayoría y pueda gritar al estilo Chávez con las expropiaciones: «¡Publíquese!».
   Además, los perros nunca se jubilan. El coloquio habrá de llegar, al menos, al cuarto de siglo. Con depilación o con profusos rizos.




   Tras esta impactante petición, llega la primera noticia curiosa de 2024 a nivel internacional, por la que se monta un debate sobre el amor a los animales frente al amor a los humanos. Lo absurdo de todo esto es que se origina a raíz de una foto que anuncia a una mujer canadiense que dice sentirse sola a sus 45 años, que ha empezado una relación “erótica” con un árbol y asegura que es lo mejor que ha hecho. Se llama Sonja Semyonova y se declara “ecosexual”.
   ¿Para esto estrenamos año?
   Árboles, noviazgos virtuales, tiernos gatitos... Parece que huimos hacia el amor que sólo nos da facilidades. No digo yo que sea preferible o más divertido vivir en un torbellino continuo con una pareja humana real, como si estuviéramos dentro de un cuadro de Caspar David Fiedrich, pero está claro que hay un problema grave en una sociedad que no sabe jerarquizar la recepción del cariño entre personas, animales y objetos. Debe de ser muy triste comerse a besitos a un pastor alemán antes que a un semejante pretextando su fidelidad.
   Termino el día con una hipótesis sobre esta anécdota: si, como asegura esta perturbada, un árbol la tiene seducida, llevarla de excursión al bosque boreal de Canadá, ¿qué supondría para ella, invitarla a una bukake?
   El “ecosexualismo” va a llegar.

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