18/2/2014


   Leyendo Revista de Libros descubro las reflexiones de un filósofo del arte llamado Arthur C. Danto. Se pregunta por qué una máscara ritual africana fue un horrendo signo de barbarie hasta que Derain y Picasso decidieron que aquello era Arte. Una de sus polémicas conclusiones es que desde los años 60 hasta ahora —vamos a ver si para siempre— debemos escribir con minúscula la palabra Arte, enterrada ya su concepción romántica.
   Los filósofos, como es habitual, se toman tan en serio todo que desde la adolescencia me han dado miedo. Yo hace tiempo que escribo “arte” con minúscula, pero no por eso me van a temblar de emoción las rodillas cuando me encuentre ante un Duchamp o ante un Miró, por muy sugerentes que sean las interpretaciones de sus obras.
   Amo el arte, pero no quiero ser obligado a amarlo.


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