Je me souviens [Yo me acuerdo]
es el título de una obra de Georges Perec, uno de los más lúcidos peones del
lenguaje a las órdenes vanguardistas del Ouvroir de Littèrature Potentielle
(OULIPO). En este libro hay 480 anotaciones de apenas unas líneas en las que el
escritor se acuerda de imágenes de su vida, desde las más elevadas a las más
cotidianas. Cada anotación empieza con la construcción nemotécnica «Me acuerdo
de».
He decidido experimentar con
algunos alumnos explicándoles quién era Georges Perec, haciéndoles meterse en
su piel durante media hora. He planteado que escriban anónimamente muchos
me-acuerdo-de y ha habido resultados tan peculiares como significativos:
«Me acuerdo de que cuando era
pequeña no conocía la vergüenza y me autopresentaba a todo el mundo sin
descanso y sin criterio. Me acuerdo de cuando pensaba que el semen era algún
licor exótico. Me acuerdo de cuando creía que los bebés nacían de las semillas
de las palomitas. Me acuerdo de cuando pensaba que dentro de la barriga había
una ratita que clasificaba la comida en cestas diminutas. Me acuerdo de cuando
mi padre olvidó a mi madre. Me acuerdo de cuando creía que Dios existía
viviendo escondido tras una nube. Me acuerdo de cuando soñé que mis padres se
convertían en cucarachas gigantes. Me acuerdo de cada vez que mi madre le
calculaba el azúcar a mi abuelo».
Los padres siguen ahí. ¿Hay que
matarlos otra vez? ¿Hay que estar matándolos siempre?
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