17/1/2015


   He terminado de leer El impostor de Javier Cercas. Salvo esas ochenta o noventa páginas centrales de bucles informativos con los que el autor corre el riesgo de gripar el motor de la lectura por repetición innecesaria y exceso de “aficcionalidad”, a mí me ha parecido un pedazo de libro digno de un narrador de inteligencia portentosa y —muy importante— con agallas, psicoanalizando en público sus tripas de pequeño-burgués (en el fondo, las de todos los pequeño-burgueses que habitamos este mundo) como muchos no osarían hacerlo.


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