24/11/2015


  Hombres en sus horas libres de Anne Carson.
   Esta escritora sabe lo que se hace. Vaya si lo sabe. No la compararía con John Ashbery si ella no hubiese declarado la influencia de éste. Pues bien, nos hallamos ante uno de esos casos en que el epígono está a la misma altura que la escuela original. Anne Carson es otra extraterrestre, pero al menos con perfil humanoide.
   Ya lo hago con la poesía estadounidense y con la canadiense me ocurre lo mismo: me estimula ir trazando azarosamente un mapa particular de lecturas contemporáneas made in Canada. Me gusta ir a ciegas y encontrarme librazos como éste, versos como estos, traducidos por Jordi Doce, del poema ‘El guante del tiempo, por Edward Hopper’:

Sucede
que la pintura es inmóvil.
Pero si acercas un oído al lienzo oirás
el sonido de una rueda espléndida en camino.
En algún lugar alguien está viajando hacia ti,
viajando día y noche.
Abedules desnudos se suceden.
La carretera roja se desvanece.
Ten, sostén esto:
indicio.
Sucede
que un buen guante de noche
mide 22 cm. del dobladillo a la punta.
Éste fue un guante “filmado por la espalda”
(como dijo Godard de su Rey Lear).
Mientras escuchaba a sus hijas Lear
sintió el deseo de ver sus cuerpos
extendidos sobre sus voces
como piel blanca de cabritilla.
Pues, ¿en qué difiere el tiempo de la eternidad sino en que lo medimos?

   La excentricidad lingüística, la originalidad poético-ensayística, la sutil erudición helenística y el experimentalismo caligráfico y temático de Hombres en sus horas libres me dejan más que satisfecho.

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