15/2/2020


    Después de cenar he visto el documental Ciudadano Negrín de Sigfrid Monleón. Aparte de lo propagandístico del mismo, se palpa bastante la intención de Sigfrid por ahondar en la parte humana del protagonista. Concretamente de la parte conyugal y familiar, así como de las heridas lamiéndose en Inglaterra, EEUU y México. Cuánto debe el exilio español a México. Y qué mal se organizó el exilio. Como siempre, la lucha de egos no abrió paso a una unión política para revisar el fracaso del gobierno republicano en España.
   Jiménez Losantos y Escohotado —confío mucho más en la sabia moderación de Don Antonio— ofrecen datos biográficos sobre Negrín que chocan de frente con la imagen de tierno osito herido del documental. Si tengo tiempo y ganas, rascaré más esa grieta para ver si veo algo de claro en el horizonte.
   En cualquier caso, un documental valioso, emocionante. Hay varios momentos de llanto, entre ellos el de los nietos de Negrín. Pero hay uno muy especial, el del hispanista y biógrafo estadounidense Gabriel Jackson al recordar la evasión masiva republicana por la frontera francesa. Esas lágrimas dicen mucho de su mitificación ideológica y su implicación sentimental como historiador.



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