Pepita, una vecina casi
nonagenaria de mi madre en Las Sirenas, nos ha traído un plato de michirones
para que lo catemos. Su sabor era exquisito. Me vienen estos versos de Pedro
García Valdés (La Unión, 1895 - Madrid, 1989) sobre el tradicional guiso del
Campo de Cartagena: El haba lisa,
aplanada, / recluida en su interior / se recome de impaciencia, / sueña con ser
michirón.
El sensualista profesor Miguel Vega me ha recomendado ir a comer michirones a un restaurante de Águilas llamado El Pimiento, muy conocido en la zona, la quintaesencia de lo aguileño popular en gastronomía. Tendré que ir algún día, a El Pimiento y a Águilas. Me da algo de vergüenza reconocer que, siendo de la Región de Murcia, nunca he estado en el pueblo que vio nacer a Paco Rabal.
El sensualista profesor Miguel Vega me ha recomendado ir a comer michirones a un restaurante de Águilas llamado El Pimiento, muy conocido en la zona, la quintaesencia de lo aguileño popular en gastronomía. Tendré que ir algún día, a El Pimiento y a Águilas. Me da algo de vergüenza reconocer que, siendo de la Región de Murcia, nunca he estado en el pueblo que vio nacer a Paco Rabal.
Comentarios
Publicar un comentario