9/9/2021


   He echado de menos la comunicación con Manolo Gómez Angulo durante julio y agosto, el traductor francófono oficial de El coloquio. Hoy me ha dicho que no ha estado parlanchín porque este verano no ha habido nada más que males en su familia. Se le han muerto dos hermanos, uno de un infarto y el otro de cáncer. Sigue por Cádiz gestionando asuntos y esperando que la racha cambie de bando con el viento de otoño. No sé qué decirle ante ese golpe. Me ha dejado de piedra. Le sugiero que se centre en su hija, aunque ya sea mayor y tenga planes propios; que vuelva a visitar Canadá, un país que ama... Manuel Ángel es un hombre fuerte, sensato, perspicaz y, a la vez, con una alta inteligencia emocional. Eso es con lo que yo me quedé de él durante los años que convivimos en Almería. Que se cuide y se aferre a sus pasiones desatadas: la lectura, la traducción, el viaje, la fotografía y el jazz.
   De noche, visiono un documental tragicómico en el que temporeras chilenas que trabajan en la vendimia dan positivo en un test de sida porque se infectan a causa de los productos químico-agrícolas. Los maridos, mosqueados, creen que sus esposas campesinas les han sido infieles.
   Antes de ir a la cama me deseo un improductivo y placentero fin de semana.


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